Salmos – 90 – 5.
Olas tú como una corriente de agua, son como un sueño: por la mañana son como la hierba que crece.
Isaías – 5 – 21.
Entorces aquellos que son sábios en sus propios ojos, y prudentes en si mismos!
Zacarias – 9 – 7.
Y de sus lábios quitará su sangre, y de entre sus dientes y sus abominaciones que será un remanente para nuestro Dios, y como gobernador de Judá, y Écron como el jebuseo.
Lucas – 23 – 28.
Jesús. Pero volviéndose, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mi, sino llorad por vosotras y por vuestros hijos.
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