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terça-feira, 7 de junho de 2016

Las palabras de la Biblia

Juan 11  

La resurrección de Lázaro

1 Ahora que estaba enfermo un hombre llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta.

2 y María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos.

3 Enviaron, pues las hermanas dicen a Jesús: Señor, he aquí, el enfermo que amas.

4 Pero Jesús oírlo, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.

5 Jesús amaba a Marta, a su hermana ya Lázaro.

6 Por tanto, cuando oyó que estaba enfermo, se quedó dos días en el lugar donde estaba.

7 Después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea otra vez.

8 Ellos le dijeron: Rabí, los Judios estaban tratando de piedra que, e ir allí de nuevo?

9 Respondió Jesús: ¿No hay doce horas del día? Si alguien anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;

10, pero caminar en la noche, tropieza, porque no hay luz.

11 Y habiendo dicho esto, añadió, Lázaro, nuestro amigo duerme, pero voy a activarlo cuando está inactivo.

12 Y dijeron a él, los discípulos: Señor, si duerme, sanará.

13 Pero Jesús habló de su muerte; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.

14 Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto;

15 y por tu bien me alegro de no haber estado allí, para que creáis; Pero vayamos a él.

16 Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros a morir con él.

17 Vino pues Jesús, lo encontró ya en la tumba cuatro días.

18 Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios.

19 Y muchos de los Judios habían venido a Marta ya María, para consolarlas por su hermano.

20 Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a su encuentro; Pero María se quedó en casa.

21 Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

22 Y también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.

23 Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.

24 Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección en el último día.

25 Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá;

26 y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

27 Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.

28 Dicho esto, se retiró y fue a llamar en secreto a María, su hermana, y le dijo: El Maestro está aquí y te llama.

29 Al oír esto, ella se levantó rápidamente y fue a él.

30 Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado.

31 Entonces los Judios que estaban con ella en la casa y consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí.

32 Teniendo, pues, María llegó donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies y le dijo: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

33 Y Jesús, después que la vio llorando, y los Judios, también llorando, que venía con ella, se estremeció en espíritu y se conmovió,

34 Y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Ellos respondieron: Señor, ven y ve.

35 Jesús lloró.

36 Dijeron entonces los Judios: Mirad cómo le amaba.

37 Pero algunos de ellos dijeron, no podía éste, que abrió los ojos al ciego, hacer que éste no muriera?

38 Y Jesús, gimiendo de nuevo, profundamente, llegó a la tumba; Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.

39 Jesús dijo: Quitad la piedra. Marta, la hermana, le dijo: Señor, ya huele mal, porque lleva muerto casi cuatro días.

40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

41 Entonces quitaron la piedra. Y Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, te doy gracias porque me has oído.

42 Yo sabía que siempre me oyes; pero a causa de la multitud de pie alrededor, lo dije, para que crean que tú me enviaste.

43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, sal fuera!

44 El muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle y le dejó ir.

5 Entonces muchos de los Judios que habían venido á María, y habían visto lo que hizo Jesús, creyeron en él.  

La forma de consejo fariseos matar a Jesús

46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.

47 Los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales.

48 Si le dejamos así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar y nuestra nación.

49 Uno de ellos, sin embargo, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: Usted no sabe nada,

50 No se dan cuenta que conviene que un hombre muera por el pueblo y no perezca toda la nación.

51 Ahora bien, esto no dijo de sí mismo: pero, como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;

52 y no solamente por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.

53 Desde ese día, después de consultar con matarlo.

54 Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los Judios, pero de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y allí con sus discípulos.

55 Y fue la Pascua de los Judios, y muchos subió a Jerusalén antes de la Pascua para purificarse.

56 Buscaron por lo tanto, Jesús, y decían el uno al otro, de pie en el templo: ¿Qué piensa usted? No vendrá a la fiesta?

57 órdenes de los principales sacerdotes y los fariseos habían dado que si alguien sabía dónde estaba, se debe informar a la detención.

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